Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
NOTICIAS SECRETAS DE AMÉRICA



Comentario

NOTICIAS SECRETAS DE AMÉRICA
DISCURSO Y REFLEXIONES POLITICAS SOBRE EL

ESTADO PRESENTE DE LOS REINOS DEL PERU



[por lo tocante a su] gobierno, régimen particular de aquellos habitadores y abusos que se han introducido en uno y otro; dáse individual noticia de las causales de su origen y se proponen algunos medios para evitarlos.



[Trátase también de lo tocante a su] Marina; su gobierno, arsenales, maestranza, viajes, armamentos, plana mayor de sus oficiales [y] sus suelos; [trátase también] de los navíos marchantes.



Escritas por orden del Rey Nuestro Señor por Don Jorge Juan, Comendador de [Aliaga] en el Orden de San Juan y Don Antonio de Ulloa, miembros de la Real Sociedad de Londres, socios correspondientes de la Academia Real de las Ciencias de París y Capitanes de Navío de la Real Armada







DISCURSO Y REFLEXIONES POLITICAS SOBRE EL

ESTADO PRESENTE DE LOS REINOS DEL PERU



SU GOBIERNO, RÉGIMEN PARTICULAR DE AQUELLOS HABITADORES,

Y ABUSOS QUE SE HAN INTRODUCIDO EN UNO Y OTRO; DÁSE

INDIVIDUAL NOTICIA DE LAS CAUSALES DE SU ORIGEN,

Y SE PROPONEN ALGUNOS MEDIOS PARA EVITARLOS.



Escritas

de orden del Rey Nuestro Señor

por Don Jorge Juan, Comendador de

Aliaga en el Orden de San Juan, y

Don Antonio de Ulloa, Miembros

de la Real Sociedad de Londres,

socios correspondientes de la

Academia Real de las Ciencias

de París, y Capitanes de Navío de la

Real Armada

PROLOGO



1. Entre los grandes cuidados de que sin duda está rodeada la soberanía del trono y el desvelado oficio del reinar, ocupan el más superior los dos importantes, cuanto incomparables, bienes de la eterna salud y de la humana sociedad de los súbditos, como que en ellos están cifrados las dos más principales atenciones de los príncipes: la Religión y la Justicia, a las cuales, y a los medios de su conservación, deben dirigirse sus paternales anhelos y sus más piadosas solicitudes; objetos uno y otro que, siéndolo de la cristiana política, se hacen dignos acreedores de que en ellos se deposite continuamente la consideración, y que a su mejor logro conspiren, con anticipada y pronta providencia, cuantas líneas tire esta sabia ciencia, y que, o ya previendo los obstáculos que se pueden en lo sucesivo originar contra ellos, les aplique preservativo con que se evite el caso de que existan, o ya conociendo los daños sucesivos, procure poner en ellos el remedio conveniente para que así se restituyan las cosas al estado en que, según todas reglas de razón y de justicia, deberían haberse conservado sin intermisión.



2. Los países de las Indias, abundantes, ricos y florecientes, y, por tanto, expuestos también a la delicadeza y al lujo; distantes de su príncipe y de sus superiores ministros; gobernados por personas que, muchas veces, no atienden a otros intereses que a los suyos en particular, y, al presente, conducidos a tal estado por la duración y demasiado arraigamiento del mal, que ni la justicia se halla con la suficiente autoridad, ni la razón con poder para hacer contrarresto alguno al desorden o al vicio. No es mucho que, por consiguiente, experimenten abusos introducidos en todo el estado de la república; daños en la inobservancia de las leyes, o en la novedad de poco justas costumbres; excesos en la conducta de los ministros y de los poderosos, con grave detrimento de los flacos y de los desvalidos; escándalos en la vida licenciosa de todos, y un casi continuo y general desvío de lo recto y de lo que, en los bien ordenados estados, se anhela y se solicita. Ni es mucho que, faltando el buen ejemplo en los unos, y comunicándose insensiblemente el daño a los otros, o todos queden infectos de éste, o resten pocos exentos para poder, por sí, restablecer las cosas al ser en el que debían estar.



3. La noticia de todo esto, que no puede conservarse absolutamente oculta por más que la disminuya la distancia, obligó, sin duda, a que entre los demás encargos que se pusieron a nuestro cuidado cuando pasamos a los reinos del Perú, fuese uno el de adquirir con exactitud y la más posible prolijidad y atención, todo lo que pareciese digno de ella acerca del gobierno, administración de justicia, costumbres y estado de aquellos reinos, con todo lo tocante a su civil economía, militar y política. Así lo procuramos ejecutar el tiempo que nos mantuvimos allá, arreglándonos puntualmente a los capítulos de nuestra instrucción; tomando los informes de las personas más desinteresadas, inteligentes y rectas, en aquellas cosas que, por nuestra propia experiencia, no podíamos averiguar; indagando por todas partes, con atenta cuanto prolija curiosidad, lo que podía de algún modo conducir a nuestro asunto, y procurando asegurar siempre el concepto con la calificación de las noticias y la repetición o examen de los sucesos. De modo que en todo hemos llevado la mira de proceder libres, cuanto ser pudiese, de preocupación o de interés, para excusar el riesgo de quedar expuestos al error, o a la falsedad, escollos de que continuamente hemos procurado estar distantes o, al menos, apartarnos a fuerza de la diligencia y de la precaución. Nuestro principal objeto ha sido el de inquirir sólo la verdad y, al presente, el de proponerla descubiertamente a los ojos de los superiores ministros, con el fin de que, sabidos los males que allí se padecen, pueda aplicárseles el conveniente remedio que dicte la prudencia y proporcionase con el tiempo la ocurrencia de las ocasiones.



4. En atención a esto, y a que el público no puede tener interés en ser instruido de noticias que, al paso que no le pueden inducir bien alguno, causarían a los naturales de aquellas partes, en común, un disfame que de ningún modo se podría justificar, se nos ordenó por el señor marqués de La Ensenada que, conteniendo nuestra obra en la parte que se hubiese de publicar todas aquellas cosas útiles al común de las gentes en lo tocante a historia natural, moral y política en general, quedasen reservados los particulares asuntos que contendrá este tratado, para secreta instrucción de los ministros y de aquellos que habían de saberlos, no para hacer divertimiento del ajeno daño, o para que fuese objeto de la detracción lo que debe serlo del cuidado y de la conmiseración, sino, antes bien, para cuidar incesantemente de los medios con que se llegue al tan deseado fin de reformar y mejorar del todo aquellos países; colocar en su debido trono en ellos la religión y la justicia; hacer que sientan todos aquellos vasallos, aun desde tanta distancia, los benévolos influjos y vital calor con que la sabia política de nuestros reyes los atiende y beneficia, y, finalmente, perfeccionar el mejor gobierno y la más recta administración de aquellos súbditos, para que, con las providencias acertadas y la rectitud de tales fines, se extingan los abusos y se disipen enteramente aquellos viciosos establecimientos que suelen ser de perniciosas consecuencias a los estados y, a veces, los instrumentos con que se fabrica su ruina o su deterioración.



5. Estas materias reservadas son las que contiene la presente obra, dividida en doce sesiones, con la prevención de haber de quedar su noticia para el solo fin que va expresado, debiéndose temer de lo contrario sucediesen con su divulgación los daños que con las representaciones del obispo de Chiapa, que tanto descrédito han causado para con los extranjeros al común de toda la nación española, cuando los excesos inevitables en los súbditos, y más cuando están distantes de sus príncipes, los hacen y creen generales y característicos a todos los demás. En esta suposición no se podrá hacer extraño lo irregular de algunos casos que se referirán, y parecerán, a primera vista, increíbles si [no estamos] hechos cargo de a cuánto puede extenderse la humana malicia cuando, lejos de lo que suele más contenerla, esto es, el temor de las leyes y el miedo del castigo, se deja llevar del desenfrenado ímpetu de las pasiones; o si, reflexionando sobre los principios del desorden que quedan apuntados, se detuviere un poco la consideración a especular qué efectos no serán capaces de producir en aquellos países el demasiado anhelo del interés y codicia de que la mayor parte de sus habitadores se hallan poseídos, la libertad y licencioso modo de vida, y la casi ninguna sujeción a magistrados o leyes, debajo de cuyos supuestos nada se podrá hacer difícil del consenso, ni repugnante a la más escrupulosa y detenida credulidad.



6. Este, pues, es el fin único de esta obra, éstos los fundamentos y principios sobre que se ha escrito, y éste será el deseo que más vivamente nos ha impelido a disponerla, solicitando en ella el mayor bien de aquellos pueblos a que quedamos deudores por el beneficio de tantos años de nuestra habitación y a quienes procuramos satisfacer con esta solicitud-, el mejor servicio de nuestro príncipe y desempeño de su real confianza y el mayor ensalce de la religión, que tanto se hallan interesados en el asunto del presente trabajo.